jueves, 20 de diciembre de 2012

Navidad ¿fácil o difícil?

Navidad ¿fácil o difícil?

Hola amigo!

La Navidad da que pensar. Puede ser algo muy hermoso y muy humano, pero puede ser también algo trivial y hasta inhumano. Y esa ambigüedad es más clara precisamente porque se recuerda no cualquier nacimiento, sino el de Jesús de Nazaret.

     Es bueno celebrar la vida que comienza. La alegría está justificada aún con todos los desafíos que se le  plantean al recién nacido y a la comunidad que lo recibe. Por eso, el que a un tal José y a una tal María les naciera un niño, no necesita explicación, provoca alegría y mueve a la celebración. Es el eterno milagro de la vida. Nace un ser humano, abierto a amar y a pensar, a comprometerse y a crear, a sufrir y a gozar. Aunque también será tentado a cerrarse en sí mismo, y a renegar de lo humano. Todos entendemos esto.

     Celebrar Navidad, celebrar la vida un 24 de diciembre debiera ser, pues, cosa fácil, pero no lo es. Los seres humanos podemos estropearlo todo, aún lo más profundo y bello, y lo hacemos.

     Dos cosas estropean la Navidad en nuestros días. La primera es, como siempre, el dinero. El consumismo lo pone en el centro de la Navidad. Hoy, para el pobre José, la pobre María y el pobre Jesús no hay lugar en los comercios. No sabrían qué hacer en ellos, pues, en definitiva, respiran negocio, ambición del dinero. Y los comercios tampoco sabrían qué hacer con ellos ya que no son símbolos que venden, no son buenos para el marketing.

     La segunda es más grave: la crueldad humana que perdura en Navidad. Lo dijo Monseñor Romero en la última Navidad que celebró: “Es hora de mirar hoy al Niño Jesús no en las imágenes bonitas de nuestros pesebres. Hay que buscarlo entre los niños desnutridos que se han acostado esta noche sin tener qué comer, entre los pobrecitos vendedores de periódicos que dormirán arropados de diarios allá en los portales. Entre el pobrecito lustrador que tal vez se ha ganado lo necesario para llevar un regalito a su mamá o, quién sabe, el vendedor de periódicos que no logró vender los periódicos y recibirá una tremenda reprimenda de su padrastro o madrastra. ¡Qué triste es la historia de nuestros niños! ¡Todo eso lo asume Jesús esta noche!” (24 de diciembre, 1979).

     Si Navidad es la aparición de lo humano de Jesús, de lo verdaderamente humano, significa enfrentarnos a nuestro mundo con honradez, alegrarnos con sencillez de lo bueno que tenemos y avergonzarnos sin disimulo de los males que hacemos. Jesús nos confronta con nosotros mismos. ¿Es eso fácil o difícil?

     En elegir una u otra cosa está en juego nuestra fe. Con o sin lucecitas, con o sin cohetes, con o sin un buen lechón -y ojalá haya luces, cohetes y lechón para los pobres, y ojalá no haya exceso de carnes y licores extranjeros para los ricos- tenemos que elegir entre el gozo o el miedo que trae Jesús. En el fondo, entre el gozo o el miedo que nos da ser seres humanos.

     Algunos ni siquiera piensan en eso, con lo cual ya han elegido. Para otros es la celebración de la aparición de la bondad en nuestro mundo. ¿Es fácil o es difícil celebrar la Navidad? Mucho depende de nosotros...

     Amigos, les deseo que pasen una ¡muy feliz (y fácil) Navidad!


Jorge F. Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com



viernes, 30 de noviembre de 2012

Pensando la educación entre todos

Pensando la educación entre todos

Hola amigo.

Te comparto la reflexión que propuse en el III Congreso Pedagógico de Morteros, el pasado 15 de noviembre en el Panel: La Educación en la Ciudad.

Jesús Maestro:
“Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: ‘Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos… Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia… Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos’”.

Entonces Pedro le interrumpió para preguntar: ¿Tenemos que aprenderlo de memoria?
Y Andrés dijo: - ¿Tenemos que escribirlo?
Y Santiago dijo: - ¿Nos va a tomar prueba de esto...?
Y Felipe dijo: ¡No tengo papiro!
Y Juan dijo: ¿Puedo ir al baño?
Y Judas dijo: ¿Y esto para qué sirve?

Uno de los tantos fariseos presentes, que nunca había enseñado o que tenía poca tiza y pizarrón en su curriculum vitae, pidió ver la planificación de Jesús y, ante el asombro del Maestro, le inquirió en estos términos:

- "¿Cuál es el nombre del proyecto áulico?... ¿Cuáles son los objetivos?... ¿Tiendes al abordaje del área en forma integrada? ¿Cuáles son los aprendizajes y contenidos? ¿Has seleccionado y jerarquizado los contenidos?... ¿Responden a las necesidades del grupo, son significativos para el proceso de enseñanza -aprendizaje?... ¿Has proporcionado espacios de encuentros a fin de coordinar acciones transversales?... 

Caifás, el sumo sacerdote, le dijo:
- "Después de la instancia compensatoria de marzo, me reservo el derecho a promover directamente a tus discípulos para que al rey Herodes Antipas no le fallen las encuestas".

A Jesús se le llenaron los ojos de lágrimas y, elevándolos al Cielo, pidió al Padre… la jubilación anticipada.

“Hay un proyecto de hombre encerrado en todo proyecto educativo; y este proyecto vale o no según construya o destruya al educando. Este es el valor educativo. Hay muchos aspectos en los que se educa y de los que consta el proyecto educativo del hombre; hay muchos valores; pero estos valores nunca están solos, siempre forman una constelación ordenada explícita o implícitamente”. (Documento de Puebla, 265)

     Dice el artículo 61 de nuestra Constitución Provincial: “La finalidad de la educación es la formación integral, armoniosa y permanente de la persona, con la participación reflexiva y crítica del educando, que le permita elaborar su escala de valores, tendiente a cumplir con su realización personal, su destino trascendente, su inserción en la vida socio-cultural y en el mundo laboral, para la conformación de una sociedad democrática, justa y solidaria”.

     Toda pedagogía supone una antropología, explícita o implícita. Y hay que develar esa antropología en todo lo posible, porque nadie educa hacia ninguna parte. Esto es una evidencia en las ciencias de la educación y, por eso, ellas nunca podrán escindirse definitivamente de la filosofía. No hay proyectos educativos neutros.

     De ahí que sea una cuestión de elemental honradez explicitar los supuestos ideológicos por parte de quienes los diseñan. Para eso nos hemos reunido en este Congreso, para “pensar la educación entre todos”.

     El universo de los valores que la educación cultiva no es un caos indiferenciado: los valores existen siempre en un orden de preferencia. La Iglesia Católica, de la que la inmensa mayoría de los morterenses formamos parte, quiere testimoniar una escala de valores fundada en el Evangelio de Jesús de Nazaret. Para ello no sólo cuenta con una escuela, que ese año celebra sus 75 años en nuestra comunidad. Para testimoniar la escala de valores del Evangelio la Iglesia también cuenta con muchísimos cristianos (alumnos, docentes, personal no docente y padres) en todas las Comunidades Educativas de nuestra Ciudad y Colonias.

     La Iglesia Católica no es una Institución. Aunque cuente con instituciones (la Parroquia, el Colegio) la Iglesia Católica es una comunidad de hermanos discípulos de Jesús que históricamente en Morteros ha gestado instituciones al servicio de la comunidad: el Banco de Sangre, el Club de Abuelos, las casas “hornitos” de Barrio Sucre… últimamente el Barrio de Cáritas, y tantas otras instituciones e iniciativas que nacieron en la Iglesia o promovidas por miembros de la Iglesia.

     El objetivo de la Educación Católica y de los Católicos en la Educación no es, nunca debería ser, conseguir seguidores para engrosar nuestras filas. El objetivo es mantener viva la utopía del Reino de Dios, por la que Jesús entregó la vida. Su proyecto de igualdad fundamental entre todos los seres humanos, todos iguales, todos hijos de Dios. Su proyecto de una sociedad fraterna, en libertad, justicia y paz.

     Creemos que negar el sentido trascendente del hombre es privarlo de su más grande identidad. Esa es nuestra convicción. Y a las utopías hay que recordarlas y hay que proclamarlas. Porque la utopía no está para paralizarnos ni desmoralizarnos. Como dice Eduardo Galeano:

(La utopía) está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. 
Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. 
¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar (1).

Pienso que para eso es este Congreso Pedagógico de Morteros. Para que pensemos la educación entre todos, para que renovemos las utopías, y fundamentalmente para que aprendamos cada día a caminar juntos.

     Hasta el próximo encuentro.

     Un abrazo.


Jorge F. Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com


[1] Eduardo Galeano, Las Palabras Andantes



viernes, 9 de noviembre de 2012

Tradición y tradiciones


Tradición y tradiciones

Hola amigo!

A finales de octubre escuché a varias personas proponer que en lugar de festejar Halloween se les propusiera a los chicos festejar las tradiciones nacionales. Conmemorando el nacimiento de José Hernández, el sábado 10 de noviembre celebramos el Día de la Tradición. ¿Ustedes se visten con ropas de gaucho? Si no nos vestimos con trajes típicos, ¿les parece que no conservamos la Tradición?

     La palabra tradición deriva del latín traditio - traditionis, que deriva del verbo tradere, que significa: donación o legado. Es lo que nos identifica como pueblo y nos diferencia de los demás, es algo propio y profundo. Cada generación recibe el legado de las que la anteceden y colabora aportando lo suyo para las futuras. La Tradición de una nación constituye su cultura popular y se forja de las costumbres de cada región.

     Pero “los tiempos cambian” y los problemas del diálogo intergeneracional cobran nuevas dimensiones. Tengo un amigo, ya mayor, que suele quejarse diciendo: “Cuando yo era joven lo importante era lo que decían los mayores y ahora que soy viejo lo bueno es lo que hacen los jóvenes, me he sentido siempre como ‘fuera de época’”. A medida que pasan los años, muchos podemos terminar pensando como mi amigo.

     ¿Será posible conservar las tradiciones locales en un mundo globalizado?

     Me parece que sería importante aprender a distinguir entre Tradición y tradiciones. Los valores profundos que constituyen nuestra cultura popular se expresan en costumbres, gestos, fiestas… Tal vez algunas costumbres puedan cambiar, es más, creo que a veces es necesario que algunas costumbres cambien para poder seguir expresando los mismos valores profundos.

     Si nos quedamos apegados a las “tradiciones”, a las costumbres, corremos el riesgo de abandonar y/o dejar que nos roben los valores profundos que nos identifican como pueblo. Jesús polemizó con los fariseos y escribas que pretendían conservar inmóviles ciertas tradiciones externas y no se preocupaban de mantener la identidad más profunda del pueblo. “¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!” (Mt. 23,24)

     La familia, la escuela y fundamentalmente los medios de comunicación gestan (o no) el legado de la Tradición de generación en generación. Para no ser “guías ciegos”, cada uno de nosotros, como productores y como consumidores de contenidos, estamos invitados a ser responsables a la hora de distinguir la Tradición de las tradiciones. Así lo hicieron nuestros abuelos y bisabuelos. Criollos, gringos, gallegos, turcos y judíos, con sus luces y sombras, han sabido gestar una identidad nacional con el aporte propio de sus distintas culturas. Por otro lado siempre estará el riesgo de pensar que “lo de afuera es mejor”. También de esta actitud tenemos sobrados ejemplos en nuestra Historia Nacional.

     Saber abandonar “tradiciones” para transmitir a las nuevas generaciones la “Tradición” de nuestro pueblo es el desafío que nos plantea nuestro mundo contemporáneo, para que no nos roben ni abandonemos lo nuestro. ¿No les parece?

     Hasta el próximo encuentro. Un abrazo.



Jorge F. Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com




jueves, 18 de octubre de 2012

Por suerte hay una sola!


¡Por suerte hay una sola!

Quiero agradecer y celebrar el amor de las mamás.

Hace tiempo circula por la Internet un texto atribuido a Allende. Aunque no he podido confirmar su autoría, quiero compartirlo con ustedes.

     “Por culpa del azar o de un desliz, cualquier mujer puede convertirse en madre. La naturaleza la ha dotado a mansalva del “instinto maternal” con la finalidad de preservar la especie. Si no fuera por eso, lo que ella haría al ver a esa criatura minúscula, arrugada y chillona, sería arrojarla a la basura. Pero gracias al “instinto maternal” la mira embobada, la encuentra preciosa y se dispone a cuidarla gratis hasta que cumpla por lo menos 21 años.

     Ser madre es considerar que es mucho más noble sonar narices y lavar pañales, que terminar los estudios, triunfar en una carrera o mantenerse delgada. Es ejercer la vocación sin descanso, siempre con la cantinela de que se laven los dientes, se acuesten temprano, saquen buenas notas, no fumen, tomen leche. Es preocuparse de las vacunas, la limpieza de las orejas, los estudios, las palabrotas, los novios y las novias; sin ofenderse cuando la mandan callar o le cierran la puerta en las narices.

     Es quedarse desvelada esperando que vuelva la hija de la fiesta y, cuando llega, hacerse la dormida para no fastidiar. Es temblar cuando el hijo aprende a conducir, anda en moto, se afeita, se enamora, se presenta a exámenes o le sacan las amígdalas.

     Es llorar cuando ve a los niños contentos y apretar los dientes y sonreír cuando los ve sufriendo. Es servir de niñera, maestra, chofer, cocinera, lavandera, médico, policía, confesor y mecánico, sin cobrar sueldo alguno. Es entregar su amor y su tiempo sin esperar que se lo agradezcan. Es decir, que “son cosas de la edad” cuando la mandan a paseo.

     Madre es alguien que nos quiere y nos cuida todos los días de su vida y que llora de emoción porque uno se acuerda de ella una vez al año: el Día de la Madre.

     El peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho. Lo dejan a uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano.

     Por suerte hay una sola. Porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces…”

¡Feliz día para todas las mamás! ¡Felicitaciones también a los hijos e hijas que no quieran hacer feliz  a su mamá sólo el Día de la Madre!

     Hasta el próximo encuentro.

     Un abrazo.


Jorge F. Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com




sábado, 22 de septiembre de 2012

Re-cordar


Re-cordar

Hola amigo:

A propósito del “feriado largo” te invito hoy a re-cordar (pasar por el corazón) el acontecimiento que conmemoramos: el Bicentenario de la Batalla de Tucumán librada el 24 y 25 de septiembre de 1812.

     Manuel Belgrano, obligado por el Primer Triunvirato a replegar el Ejército del Norte hacia Córdoba, decidió desobedecer la orden y dar batalla a los realistas en Tucumán. “Me hierve la sangre al observar tanto obstáculo, tantas dificultades, que se vencerían rápidamente si hubiese un poco de interés por la Patria”, escribía Belgrano en una de sus cartas (1).

     El ejército patriota, desorganizado y desprovisto de todo, contaba sólo 1.500 hombres. Por detrás venía en su persecución el general Tristán con un ejército español de más de 3.000 hombres. La victoria de Tucumán fue el resultado de un cúmulo de circunstancias imprevistas: saqueo a las tropas realistas, tormenta, invasión de langostas… Manuel Belgrano y el pueblo de Tucumán descubrieron en el triunfo obtenido un “milagro” por intercesión de la Virgen de la Merced, cuya fiesta celebraremos mañana.

     Sin dudas, debemos analizar los hechos desde la perspectiva en que se vivieron, para no hacer juicios anacrónicos. Seguramente, con los nuevos paradigmas en que vivimos, hoy nadie (bueno… algunos siempre habrá) se atrevería a decir que por intercesión de la Virgen se ganó una batalla. ¿Te parece que la Madre de Jesús haría levantar una tormenta y enviar una manga de langostas que ataque al ejército enemigo? ¿Dios está de acuerdo con la guerra y defiende a unos mientras castiga a otros? ¿No somos todos sus hijos?

     Sin embargo la historia nos deja una enseñanza. En lugar de acobardarse ante los desafíos que se le presentaban, la fe llenó de fortaleza a aquellos hombres y mujeres para resistir y enfrentar valientemente los acontecimientos que se precipitaban.

     Pero no debemos olvidar que el triunfo de la Batalla de Tucumán fue precedido del heroico Éxodo Jujeño que significó el sacrificio de todo para conservar la vida. Los cristianos re-cordamos la historia a la luz de la  Pascua de Jesús: “Si el grano de trigo no muere, queda solo, pero si muere produce mucho fruto” (Jn 12, 24).

     Hoy no vivimos la fe para obtener el triunfo contra los enemigos. Hoy queremos vivir nuestra fe para que, en medio de tantas dificultades, podamos desatar los resortes que nos permitan resistir y arremeter con creatividad contra los atropellos y las injusticias que nos impiden celebrar la fraternidad universal por la que Jesús entregó la vida.

     La desproporción siempre es gigantesca, justamente porque cuando somos débiles, entonces somos fuertes (cfr 2 Cor 12, 10). ¡Éste es el milagro! ¿No te parece?

     El fin de semana largo puede servir también para re-cordar que la felicidad no consiste en no tener problemas, sino en encontrar la fortaleza para superarlos.

     Hasta el próximo encuentro.

     Un abrazo.

(1) http://www.infonews.com/2012/08/23/politica-35447-el-porque-del-exodo-jujeno-xodo-jujeno.php


Jorge F. Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com


domingo, 16 de septiembre de 2012

En tiempo de cacerolas... sopa para todos!


En tiempo de cacerolas... sopa para todos!

Hola amigo:

Hace unos meses me sorprendió la picardía de un comerciante que en la vidriera de su tienda había colocado un cartel que realmente llamaba la atención de los transeúntes. Aprovechando lo “famosa” que se hizo últimamente la expresión, con grandes letras escribió en la vidriera: “Ropa para todos”.

     Sin lugar a dudas es imprescindible construir una comunidad donde se viva la justicia para que las cosas alcancen para todos. Juan Pablo II nos enseñaba:  “Existen mecanismos que, por encontrarse impregnados no de auténtico humanismo sino de materialismo, producen a nivel internacional ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres. No hay regla económica capaz de cambiar por sí misma estos mecanismos. Hay que apelar en la vida internacional a los principios de la ética, a las exigencias de la justicia.” (1)

     Cuenta la historia que cierto día un peregrino muerto de hambre llegó a un pueblo y, como en todos lados, donde pedía comida se la negaban porque su aspecto era bastante andrajoso, pensó en hacer algo para conseguir alimento. Dijo tener una piedra mágica con la que podía hacer la sopa más rica del mundo.

     Una vecina le preguntó qué podía hacer para lograrlo, y el peregrino le pidió una olla enorme con agua hasta la mitad. Hicieron un buen fuego y, a la vista de todos en medio de la plaza, pusieron el agua a hervir con la piedra adentro.

     La gente, movida por la curiosidad, se fue acercando. Era algo raro en el pueblo, porque los vecinos nunca hacían nada juntos. El peregrino probó el agua cuando ya estaba tibia y dijo que era exquisita, pero que estaría mucho mejor con un poco de sal y pimienta. Una vecina corrió a su casa para traer lo que el hombre solicitaba.

     El peregrino volvió a probar la sopa, y exclamó: “¡Deliciosa! Lo único que necesita son unas papas y cebollas.” Un aldeano se apresuró a conseguirlas. Y con el mismo entusiasmo y curiosidad se repitió la escena al pedir verduras y un poco de carne. La gente fue a buscarlos y hasta trajeron pan y frutas.

     Se sentaron a disfrutar de la espléndida comida, sintiéndose extrañamente felices de compartir, por primera vez, la sopa para todos.

     Aquel hombre extraño desapareció dejándoles la milagrosa piedra, que podrían usar siempre que quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo.

     Con la cooperación se alcanzan resultados extraordinarios, aún cuando se parta de contribuciones pequeñas o incluso insignificantes. Esta es la fuerza milagrosa que tiene el compartir.

     ¿Qué les parece: lo que es de todos no es de nadie, o lo que es de todos nos incumbe a todos?

     Hasta el próximo encuentro.

     Un abrazo.

Jorge F. Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com


(1) Juan Pablo II, Discurso Inaugural en la Conferencia de Puebla, 28/01/1979


domingo, 5 de agosto de 2012

Cò foma?

Cò foma? (¿Co fuma?) 

¡Hola Amigo!

Iniciamos el mes de agosto, mes en el que desde varias organizaciones comunitarias se ha llamado Mes de la Solidaridad, conmemorando el nacimiento de Madre Teresa de Calcuta, el 26 de agosto y en Chile, la muerte del Padre Alberto Hurtado, el 16 de agosto. Ambos incansables luchadores de la justicia social y de la dignidad de las personas. En el mes de la solidaridad te invito a “abrir los ojos” y ver nuestra dolorosa realidad.

     Hay 925 millones de personas desnutridas en el mundo. Esto significa que al menos una de cada seis personas no tiene alimentos suficientes para estar saludable y llevar una vida activa. El hambre y la desnutrición son considerados a nivel mundial el principal riesgo a la salud, más que el Sida, la malaria y la tuberculosis juntas.

     Además del hambre que se siente cuando se tiene el estómago vacío, también existe otro tipo de hambre: el hambre oculto. Éste es producto de la deficiencia de micro-nutrientes y hace a las personas más susceptibles a las enfermedades infecciosas, perjudica el desarrollo físico y mental, reduce la productividad laboral y aumenta el riesgo de sufrir una muerte prematura.

     La desnutrición a una temprana edad reduce el desarrollo físico y mental durante la infancia. El retardo en talla o desnutrición crónica, como se le conoce, afecta a más de 147 millones de niños en edad pre-escolar de los países en desarrollo (Situación Mundial de la Nutrición, Comité Permanente de Nutrición de la ONU). Los dos primeros años de vida son la "ventana de oportunidad" para prevenir la desnutrición infantil, que causa un gran daño irreversible.

     Cò foma? ¿Qué hacemos con esto? ¿Qué podemos hacer? La impotencia, el dolor, el desconcierto… pueden llevarnos a preguntarle a Dios: “¿Por qué pasa esto? ¿Qué hacés por estos hermanos y hermanas?” Cuando Jesús  vio a una muchedumbre que acudía a él, percibiendo el hambre de la multitud, le preguntó a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer? Me parece que lo escucho a Jesús preguntándonos: “Cò foma?

     Jesús le preguntó a Felipe y nos pregunta a cada uno de nosotros, porque quiere involucrarnos. Como en aquel tiempo, también hoy Jesús puede recibir distintas respuestas desde el miedo cuantitativo: “¡No tenemos plata!, ¡son muchísimos!, ¡no se puede hacer nada!…"

     El Evangelio nos relata que un niño compartió cinco panes y dos pescados. Jesús dio gracias y los distribuyó. Todos comieron hasta saciarse ¡y sobró! Es el milagro del compartir, ¡El escándalo de compartir! “Hacer que abunde el pan en la mesa de la humanidad… y no disminuir el número de los convidados al banquete de la vida”.

     Amigos, en este Mes de la Solidariad, los invito a que compartamos. Abramos esa “ventana de la oportunidad”. Descubrí “tu” forma de ayudar. Que no nos asuste el número, que nos entusiasme la generosidad. El remedio contra la desnutrición, también en Argentina, no pasa tanto por la plata que dispongamos. El remedio contra la desnutrición tenemos que buscarlo primero en nuestros corazones. ¿Cò foma?

     Hasta el próximo encuentro.

Jorge Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com


[1] Cfr Jn 6,1-15
[1] Pablo VI, Alocución a los Representantes de los Estados, ONU, 4 de octubre de 1965.

domingo, 17 de junio de 2012

Ser papá en una sociedad sin padre

Ser papá en una sociedad sin padre


Hola amigo.
¡Feliz Día para todos los papás!

Desde hace 10.000 años, al surgir el patriarcado, el varón asumió, sin la compañía de la mujer, demasiadas tareas: ser jefe de la familia, organizar la vida pública, crear y ordenar el Estado, manejar los mecanismos de poder, hacer la guerra… “A todas estas tareas se asoció la ideología de que debía ser fuerte, eficiente y vencedor. Nunca podía fracasar ni perder, pues debía ser el pequeño dios sobre la tierra.

     Las sociedades modernas han llegado a tal grado de complejidad que han superado la capacidad de gestión y de control del hombre, que se ha transformado en un dios cada vez más irrisorio. Podía fracasar… y fracasó. No es dios, sino un simple mortal, débil que llora y clama socorro. Pero la sociedad le sigue pasando facturas que no sabe cómo atender. De ahí el eclipse de la figura tradicional del padre. La crítica anti-patriarcal se ha convertido en una crítica anti-padre, que ha acarreado una pérdida considerable para la familia y para los hijos/hijas.

     Este hecho no representa en sí mismo una aberración, sino un fenómeno propio de las modernas sociedades masificadas. Pero es fundamental distinguir entre los modelos de padre y el principio antropológico del padre. Una sociedad que, al criticar un modelo de padre (el patriarcal), llega a afectar con una crítica sin discernimiento el principio antropológico paterno, comienza a perder el rumbo, ve crecer la violencia, asiste a la demolición de la autoridad y permite que impere la falta de límites en las relaciones sociales. Está próxima al caos o está condenada al retorno del padre, pero ahora bajo la forma pervertida del autoritarismo, de la dictadura y del terrorismo de Estado.

     Gracias a Dios también podemos reconocer que por todas partes surgen figuras concretas de padres (padres, tíos, abuelos, parejas de las madres, hermanos mayores, docentes, pastores, etc.) que se inmunizaron contra la marca patriarcal y, dentro de la nueva sociedad emergente y mundializada, viven con dignidad, trabajan, cumplen sus deberes, muestran responsabilidad y determinación y, de esa manera, cumplen la función arquetípica y simbólica para con los hijos, función indispensable para que maduren su yo y, sin perplejidades y traumatismos, ingresen en la vida autónoma, hasta que sean padres y madres.

     La figura de san José, el padre de Jesús, nos puede ayudar. No se trata de comparar modelos de padre, el de san José y el contemporáneo. Son tan distantes que prácticamente no hay puntos de contacto. Pero lo que nos interesa para los padres contemporáneos son las actitudes, los valores y las virtudes vividas por san José. Éstas son humanas y pueden inspirarnos.

     La paternidad sana y vigorosa de san José fue la base para la experiencia espiritual de Jesús, que llamó a Dios Abbá (Papá). Si Jesús en su vida mostró extrema intimidad con Dios, llamándolo en el lenguaje infantil Abbá, significa que vivió una experiencia similar, de extrema intimidad, con su padre José.

     San José nos ayuda en el retorno al padre. Su modo de vivir la paternidad puede enriquecer la identidad de los padres y suscitar en ellos audacia para enfrentar los desafíos de la sociedad moderna, especialmente en la fase de globalización de la humanidad”. (1)

     En nuestra sociedad que experimenta la ausencia de la figura paterna, ¡cuánto tenemos que valorar y acompañar a tantos varones que se esfuerzan por ser verdaderos padres para sus hijos e hijas, alumnos y alumnas, sobrinos/as, nietos/as, hermanos/as menores, vecinos/as, comunidades de fe, etc.!

     A todos estos verdaderos papás, les deseo un muy feliz día.

     ¡Que pasen un lindo domingo en familia!


Jorge Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com


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(1) cfr. Boff, Leonardo. San José, Padre de Jesús en una sociedad sin padre. Editorial Sal Terrae, Maliaño, Cantabria, 2007. Páginas 172-180



jueves, 7 de junio de 2012

El tiempo vivido

El tiempo vivido

Hola amiga/o.
Hoy quiero hacerte una invitación. Te invito a que dejes salir al buscador/a que hay en vos para que puedas vivir en plenitud y muy feliz la vida que se nos ha regalado.

     Un buscador es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra. Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando; es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.

     Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de sus abuelos. Luego de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó, a lo lejos, la pequeña ciudad. Un poco antes de llegar, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores; la rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada. Una puerta chiquita de bronce lo invitaba a entrar.

     De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar. El buscador traspasó el portal y comenzó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.

     Sus ojos eran los de un buscador, quizás por eso descubrió, sobre las piedras, aquella inscripción: “Pedro, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días”.

     Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar. Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla. Ésta decía: “Juanita, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas”.

     El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, era una tumba. Una por una empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que lo conectó con el espanto, fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años...

     Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio pasaba por allí y se acercó. Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar. “No, ningún familiar” -dijo el buscador- “¿Qué pasa con este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué hay tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la terrible maldición que pesa por sobre esta  gente, que los ha obligado a construir un cementerio de chicos?”

     El anciano sonrió y dijo: “Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré... Cuando un joven cumple los quince años, sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí colgando del cuello. Es tradición entre nosotros que a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella: a la izquierda, qué fue lo disfrutado... y a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.

     Conoció a su novia y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Tres semanas y media?... Y después... la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto duró? ¿El minuto y medio del beso? ¿Dos días? ¿Una semana?... ¿Y el embarazo y nacimiento del primer hijo?... ¿Y el casamiento de los amigos?... ¿Y el viaje más deseado?... ¿Y el reencuentro con la familia?... ¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones? ¿Horas? ¿Días?...  Así... cada momento que disfrutamos lo vamos anotando en la libreta... cada momento.
Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba, porque ése es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido”.

     Amiga/o, te deseo que seas muy feliz. Por eso te invito a ser un buscador y valorar el tiempo vivido.

     Hasta el próximo encuentro


Jorge Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com



miércoles, 23 de mayo de 2012

La Patria vestida de fiesta

¡Hola amigo!

Hoy comparto contigo la reflexión del Diácono Lucas Trucco.

“Comienzo compartiendo una poesía que es para niños de jardín de infantes:

El patio de mi escuelita 
se vistió todo de fiesta 
sol en todos los rincones 
y flores en las macetas.
En cada boca una estrofa
con sabor a patria nueva
y en cada pecho argentino 
prendida una escarapela. (Carlos D. Puig)

El 25 de Mayo es un día para vestir de fiesta nuestra vida, porque somos de este país. Tal vez quisiéramos haber nacido en otro lugar o irnos a vivir a otra parte, pero la realidad nos dice cada mañana: “Usted está aquí” –como dicen los carteles en esos lugares grandes donde uno se pierde a cada momento. El festejo del 25 de Mayo quiere, al igual que aquellos carteles, ubicarnos donde estamos, vivimos, nos movemos.

     Podemos estar de acuerdo o no con la política actual, criticar a los de arriba o a los de abajo, mirar a otra bandera con cariño, ser simpatizante de tal o cual ideología, pero lo que no podemos es olvidarnos de que un país es más que una porción de territorio, es una comunidad que trata cada día de caminar junta.

     Nunca debemos olvidar que, por más que algunos días grises cubran nuestros días, el sol siempre está –como afirma una vieja canción- latente para salir a iluminar nuestro caminar, para salir a darnos el calor de la esperanza y la confianza en los que caminan a nuestro lado.

     Cuando nuestros niños dicen: “En cada boca… en cada pecho”… es más que un lugar físico, es saber que la patria se construye desde adentro, desde el alma. Y esto se expresa en las familias que se juntan a comer; en las manos amigas que aprovechan el feriado para tomar unos mates con torta frita; en los que, acordándose de las veces que sus abuelos y abuelas los visitaron, salen con todo el tiempo del mundo, y sin medir los minutos, a visitar a esos hombres y mujeres que traen la vida gastada por los años vividos y entregados por amor.

     Esto es la patria: “celebrar juntos, estar juntos”. Este es el país que queremos. Más allá de creencias y políticas, todos estamos llamados a tender una mano amiga, porque antes nos la tendieron a nosotros: la señorita y compañeros del colegio, los profesores de la secundaria, los compañeros del trabajo, la familia. Todos somos deudores de ayudar a construir la comunidad, porque cada día, y entre todos, hay que construir la Patria nueva.

     Cuando esta semana del 25 de Mayo prendas la escarapela en el pecho recordá que el amor a los colores celeste y blanco no sirve si queda en el egoísmo y la ambición. Recordá que al país lo hacemos entre todos. Es verdad que hay mucha gente que no le interesa y hace la suya, pero la gran mayoría de las personas que habitamos este país apostamos cada día por algo mejor.

     Quizás no todos trabajan como uno quisiera, o no piensan igual que nosotros, pero cada uno desde lo que es y  tiene ayuda a  formar la herencia de quienes vienen detrás de nosotros. Porque lo cierto es que un día todos partiremos, y nuestros nombres quizás no sean recordados, pero nos iremos con la conciencia alegre y el corazón contento de que dimos todo lo que teníamos, que dejamos la marca en este suelo, que apostamos por lo mejor, y por sobre todas las cosas, que nuestro esfuerzo en el anonimato un día hará sonreír a los niños que orgullosos de su país y su gente recitarán: “El patio de mi escuelita (mi país) / (Hoy) se vistió todo de fiesta”.

     ¡Feliz Día de la Patria!

     Hasta el próximo encuentro

Jorge Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com



sábado, 7 de abril de 2012

Toda muerte tiene su resurrección

¡Hola Amigo!

Una semana diferente, marcada por la memoria de Malvinas, por las celebraciones de la Pascua. Días de descanso, de viajes, y hasta cambios de comidas. Pensaba que Malvinas tiene tanto de muerte como de Resurrección, como la Pascua de Jesús que celebramos los cristianos cada año. Esto me hace pensar que toda muerte tiene su resurrección, que la vida tiene permanentemente esta dinámica.

     La guerra de Malvinas nos trae a la memoria muchas muertes: físicas, psicológicas y también socioculturales y políticas. Aquellos jóvenes, las esperanzas de un pueblo, el dolor de muchas familias, la condena del olvido a los que regresaron. Pero no todo fue muerte, no todo terminó en esas muertes. Un pueblo que resurge, la llegada de la democracia, la movilización y agrupaciones de ex-combatientes que van buscando su lugar y una sociedad que lentamente les va reconociendo sus derechos y el valioso testimonio de arriesgar la vida por la Patria.

     Si estos acontecimientos podemos asumirlos como criterios de vida y de discernimiento para nuestra realidad, podremos notar que toda muerte tiene su resurrección. Será necesario, claro, un cambio de mentalidad, de posicionarnos de otra manera en la vida. Lo mismo que encierra el mensaje de la Pascua de Jesús: un modo nuevo y diferente de afrontar la vida y de construir la historia. Sabemos que la muerte estará presente siempre, pero nos exigimos a no ser ni autores ni cómplices de ella. Porque tomamos conciencia de que no todo es muerte, sino de que la resurrección estará siempre latiendo como semilla de vida y anhelo de “nuevos tiempos”; de la resurrección sí tenemos que ser autores y cómplices.

     Sin dudas, muchas veces nos quedamos encerrados en nuestras “tumbas”… en nuestros pasados muertos… en la añoranza de que “todo tiempo pasado fue mejor”. Algo parecido les pasó a los primeros cristianos. La muerte de Jesús los dispersó, los encerró en sus propios mundos. El miedo y la desconfianza les ganaron el corazón. Pero lo que parecía un límite y una “piedra difícil de mover” pronto se transformó. La experiencia del encuentro y la memoria de los acontecimientos vividos, la vida entregada y puesta al servicio de todos por amor, transformaron el miedo y la desconfianza en un nuevo modo de vivir, de relacionarse y de afrontar la realidad. Una realidad que no dejaba de estar llena de muertes y amenazas, pero con la mirada y el corazón puestos en la Vida.

     En esta dinámica pascual, de vida nueva, estamos invitados a vivir y afrontar nuestras muertes, nuestros límites y piedras pesadas de mover… Lo que nos puede parecer difícil de hacer, quizás, se transforme en esperanza mirando el testimonio de tantos hermanos de Malvinas que frente a la muerte eligieron seguir viviendo.

     Que en ellos podamos descubrir la fuerza pascual de Jesús que sigue transformando toda muerte en resurrección. ¿No te parece?

     ¡Feliz Pascua de Resurrección!

     Hasta el próximo encuentro.


Jorge Trucco


viernes, 23 de marzo de 2012

Nunca más

¡Hola amigo!

El sábado 24 celebramos el Día por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Una fecha de la que quizás no todos están convencidos, y tampoco todos entendemos lo mismo. Para algunos es una cuestión política, para otros, una oportunidad de darle lugar y voz a lo que por años estuvo silenciado. Es que lo mismo no pasa en lo cotidiano en otros ámbitos de la vida. Hay quienes tienen memoria, quienes prefieren borrar y empezar de cero, quienes nunca recuerdan nada y a quienes les molesta, y mucho, el hacer memoria del pasado.

     La pregunta quizás pueda ser: ¿memoria para qué? Memoria de la historia, de los hechos y acontecimientos vividos, porque los pueblos que no recuerdan su pasado están condenados a repetir los mismos errores. Por eso decimos: “NUNCA MÁS.” Porque hacer memoria nos ayuda valorar las cosas buenas y seguir diciendo NUNCA MÁS a aquéllas que no han sido buenas, ni justas, ni dignas.

     Este ejercicio no sólo nos ayuda a nosotros, sino también a las nuevas generaciones. Cuando tenemos que hacer memoria, necesitamos escuchar todas las voces, que todas las partes puedan tener las mismas posibilidades de expresarse. Pero hay una “realidad” que también tiene voz. Es por eso que podemos tener visiones diferentes de los hechos, podemos hasta justificar acciones realizadas de una manera determinada, pero todo queda juzgado a luz de la realidad de los hechos.

     Volvemos la mirada hacia una historia de la cual, muchos han sido protagonistas, y otros la reciben como historia vivida por aquéllos. Quienes tengan que hacer una mirada objetiva, necesitarán tener en cuenta que cuando las cosas han tocado la carne propia, se sigue sufriendo el dolor de lo vivido. Quienes reciban lo vivido por otros, necesitarán recordar que no se trata de ser jueces de quienes vivieron la historia en carne propia.

     Se trata de poder mirar desde la clave de la dignidad y la justicia los hechos, y buscar juntos los medios y las formas para que quienes obraron contra la ley, respondan ante la justicia, y para que quienes obraron en justicia puedan ser tomados por la comunidad como inspiración de los tiempos que vivimos.

     No se trata de estar a favor o en contra, sino de asumir con responsabilidad y madurez una postura desde la cual podamos mirar la historia y decir: “NUNCA MÁS a los atropellos, desapariciones y torturas; NUNCA MÁS a la violencia y al uso autoritario del poder en cualquier ámbito de la vida.”

     Una memoria que busca la verdad y la justicia, siempre será el camino más humano y más digno para toda sociedad democrática y libre. Esta fecha no es una cuestión de derecha o de izquierda, sino de dignidad y de respeto a los Derechos Humanos. Ojalá que todo lo que hagamos en torno a esta fecha, nos sirva para asegurar en nuestra sociedad la paz y la fraternidad. ¿No te parece? ¿Qué despertó en vos esta fecha?

     Recuperar la dignidad de todo lo humano es lo que celebraremos el 25 de marzo en la liturgia católica: la fiesta de la Encarnación del Hijo de Dios.

     ¡Un abrazo y hasta el próximo encuentro!


Jorge Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com


martes, 14 de febrero de 2012

Qué es el amor?

¡Hola amigo!

Hace algún tiempo vengo pensando que cuando decimos “amor” decimos muchas cosas, a veces hasta contradictorias, como que “hay amores que matan”...

     Jesús nos enseña a amar, nos enseña, amando… “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 15,12).

     Hoy quiero compartir con ustedes esta historia que nos ayuda a repensar en qué consiste el amor.

"Uno de los niños en clase preguntó a la maestra: `Maestra… ¿qué es el amor?`


     La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:


- Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.


El primer alumno respondió:


- Yo traje esta flor… ¿no es bonita?


A continuación, otro alumno dijo:


- Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?


Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.


     Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.


     La maestra se dirigió a ella:


- Muy bien, ¿y vos?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?


     La criatura, tímidamente, respondió:


- Lo siento, seño. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté atraparlas. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí…
Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñarles lo que he traído?


     La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón. El amor es algo que se siente.


     Hay que tener sensibilidad para vivirlo." (1)


El amor no es un trofeo. Sólo poseemos lo que nos regalan y regalamos.

     Con la pareja, con los hijos, con los padres, con los amigos… ¿en qué hacemos consistir el amor?

     ¡Hasta el próximo encuentro!


Jorge Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com

1) http://educamosjuntoscuentos.blogspot.com/