sábado, 22 de septiembre de 2012

Re-cordar


Re-cordar

Hola amigo:

A propósito del “feriado largo” te invito hoy a re-cordar (pasar por el corazón) el acontecimiento que conmemoramos: el Bicentenario de la Batalla de Tucumán librada el 24 y 25 de septiembre de 1812.

     Manuel Belgrano, obligado por el Primer Triunvirato a replegar el Ejército del Norte hacia Córdoba, decidió desobedecer la orden y dar batalla a los realistas en Tucumán. “Me hierve la sangre al observar tanto obstáculo, tantas dificultades, que se vencerían rápidamente si hubiese un poco de interés por la Patria”, escribía Belgrano en una de sus cartas (1).

     El ejército patriota, desorganizado y desprovisto de todo, contaba sólo 1.500 hombres. Por detrás venía en su persecución el general Tristán con un ejército español de más de 3.000 hombres. La victoria de Tucumán fue el resultado de un cúmulo de circunstancias imprevistas: saqueo a las tropas realistas, tormenta, invasión de langostas… Manuel Belgrano y el pueblo de Tucumán descubrieron en el triunfo obtenido un “milagro” por intercesión de la Virgen de la Merced, cuya fiesta celebraremos mañana.

     Sin dudas, debemos analizar los hechos desde la perspectiva en que se vivieron, para no hacer juicios anacrónicos. Seguramente, con los nuevos paradigmas en que vivimos, hoy nadie (bueno… algunos siempre habrá) se atrevería a decir que por intercesión de la Virgen se ganó una batalla. ¿Te parece que la Madre de Jesús haría levantar una tormenta y enviar una manga de langostas que ataque al ejército enemigo? ¿Dios está de acuerdo con la guerra y defiende a unos mientras castiga a otros? ¿No somos todos sus hijos?

     Sin embargo la historia nos deja una enseñanza. En lugar de acobardarse ante los desafíos que se le presentaban, la fe llenó de fortaleza a aquellos hombres y mujeres para resistir y enfrentar valientemente los acontecimientos que se precipitaban.

     Pero no debemos olvidar que el triunfo de la Batalla de Tucumán fue precedido del heroico Éxodo Jujeño que significó el sacrificio de todo para conservar la vida. Los cristianos re-cordamos la historia a la luz de la  Pascua de Jesús: “Si el grano de trigo no muere, queda solo, pero si muere produce mucho fruto” (Jn 12, 24).

     Hoy no vivimos la fe para obtener el triunfo contra los enemigos. Hoy queremos vivir nuestra fe para que, en medio de tantas dificultades, podamos desatar los resortes que nos permitan resistir y arremeter con creatividad contra los atropellos y las injusticias que nos impiden celebrar la fraternidad universal por la que Jesús entregó la vida.

     La desproporción siempre es gigantesca, justamente porque cuando somos débiles, entonces somos fuertes (cfr 2 Cor 12, 10). ¡Éste es el milagro! ¿No te parece?

     El fin de semana largo puede servir también para re-cordar que la felicidad no consiste en no tener problemas, sino en encontrar la fortaleza para superarlos.

     Hasta el próximo encuentro.

     Un abrazo.

(1) http://www.infonews.com/2012/08/23/politica-35447-el-porque-del-exodo-jujeno-xodo-jujeno.php


Jorge F. Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com


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