jueves, 20 de diciembre de 2012

Navidad ¿fácil o difícil?

Navidad ¿fácil o difícil?

Hola amigo!

La Navidad da que pensar. Puede ser algo muy hermoso y muy humano, pero puede ser también algo trivial y hasta inhumano. Y esa ambigüedad es más clara precisamente porque se recuerda no cualquier nacimiento, sino el de Jesús de Nazaret.

     Es bueno celebrar la vida que comienza. La alegría está justificada aún con todos los desafíos que se le  plantean al recién nacido y a la comunidad que lo recibe. Por eso, el que a un tal José y a una tal María les naciera un niño, no necesita explicación, provoca alegría y mueve a la celebración. Es el eterno milagro de la vida. Nace un ser humano, abierto a amar y a pensar, a comprometerse y a crear, a sufrir y a gozar. Aunque también será tentado a cerrarse en sí mismo, y a renegar de lo humano. Todos entendemos esto.

     Celebrar Navidad, celebrar la vida un 24 de diciembre debiera ser, pues, cosa fácil, pero no lo es. Los seres humanos podemos estropearlo todo, aún lo más profundo y bello, y lo hacemos.

     Dos cosas estropean la Navidad en nuestros días. La primera es, como siempre, el dinero. El consumismo lo pone en el centro de la Navidad. Hoy, para el pobre José, la pobre María y el pobre Jesús no hay lugar en los comercios. No sabrían qué hacer en ellos, pues, en definitiva, respiran negocio, ambición del dinero. Y los comercios tampoco sabrían qué hacer con ellos ya que no son símbolos que venden, no son buenos para el marketing.

     La segunda es más grave: la crueldad humana que perdura en Navidad. Lo dijo Monseñor Romero en la última Navidad que celebró: “Es hora de mirar hoy al Niño Jesús no en las imágenes bonitas de nuestros pesebres. Hay que buscarlo entre los niños desnutridos que se han acostado esta noche sin tener qué comer, entre los pobrecitos vendedores de periódicos que dormirán arropados de diarios allá en los portales. Entre el pobrecito lustrador que tal vez se ha ganado lo necesario para llevar un regalito a su mamá o, quién sabe, el vendedor de periódicos que no logró vender los periódicos y recibirá una tremenda reprimenda de su padrastro o madrastra. ¡Qué triste es la historia de nuestros niños! ¡Todo eso lo asume Jesús esta noche!” (24 de diciembre, 1979).

     Si Navidad es la aparición de lo humano de Jesús, de lo verdaderamente humano, significa enfrentarnos a nuestro mundo con honradez, alegrarnos con sencillez de lo bueno que tenemos y avergonzarnos sin disimulo de los males que hacemos. Jesús nos confronta con nosotros mismos. ¿Es eso fácil o difícil?

     En elegir una u otra cosa está en juego nuestra fe. Con o sin lucecitas, con o sin cohetes, con o sin un buen lechón -y ojalá haya luces, cohetes y lechón para los pobres, y ojalá no haya exceso de carnes y licores extranjeros para los ricos- tenemos que elegir entre el gozo o el miedo que trae Jesús. En el fondo, entre el gozo o el miedo que nos da ser seres humanos.

     Algunos ni siquiera piensan en eso, con lo cual ya han elegido. Para otros es la celebración de la aparición de la bondad en nuestro mundo. ¿Es fácil o es difícil celebrar la Navidad? Mucho depende de nosotros...

     Amigos, les deseo que pasen una ¡muy feliz (y fácil) Navidad!


Jorge F. Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com



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