Otra vez a la Escuela!
Hola amigo.
¿Todo listo para empezar las clases? Durante estos días les he preguntado a muchos niños y adolescentes si están contentos con empezar de nuevo las clases. Me sorprendió gratamente la respuesta de varios chicos: me dijeron que quieren volver a clases. Es verdad que se manifestaron entusiasmados con volver más los niños que los adolescentes, pero… ¡menos mal que no se me ocurrió hacer la “encuesta” entre las maestras y profesores!
En el aula había dos alumnos que tenían el mismo apellido: Urdaneta. Uno de los Urdaneta, el más pequeño, era un verdadero dolor de cabeza para la maestra: indisciplinado, poco aplicado en sus estudios, siempre buscando pleitos. El otro Urdaneta, en cambio, era un alumno ejemplar.
Tras la reunión de padres, una señora de modales muy finos se presentó a la maestra como la mamá de Urdaneta. Creyendo que se trataba de la mamá del alumno aplicado, la maestra se deshizo en alabanzas y felicitaciones y repitió varias veces que era un verdadero placer tener a su hijo como alumno.
A la mañana siguiente, el Urdaneta revoltoso llegó muy temprano al colegio y fue directo en busca de su maestra. Cuando la encontró, le dijo casi entre lágrimas: “Muchas gracias por haberle dicho a mi mamá que yo era uno de sus alumnos preferidos y que era un placer tenerme en su clase. ¡Con qué alegría me lo decía mamá! ¡Qué feliz estaba! Ya sé que hasta ahora no he sido bueno, pero desde ahora lo voy a ser”.
La maestra cayó en la cuenta de su error pero no dijo nada. Sólo sonrió y acarició levemente la cabeza de Urdaneta en un gesto de profundo cariño. El pequeño Urdaneta cambió totalmente desde entonces y fue, realmente, un placer tenerlo en clase.
Las expectativas que tenemos hacia una persona se las comunicamos y es probable que se conviertan en realidad. Esto es lo que se conoce como Efecto Pigmalión. Según la mitología, Pigmalión, rey legendario de Chipre, esculpió en marfil una estatua de mujer tan hermosa que se enamoró perdidamente de ella. Invocó a la diosa Venus, quien atendió las súplicas del rey enamorado, y convirtió la estatua en una bellísima mujer de carne y hueso. Pigmalión la llamó Galatea, se casaron y fueron muy felices.
El mito de Pigmalión viene a significar que las expectativas, positivas o negativas, influyen mucho en las personas con las que nos relacionamos. La capacidad de aceptar a los otros como son, y no como quisiéramos que fueran, y de comunicarles dicha aceptación mediante palabras o gestos, es tal vez la principal herramienta para producir cambios positivos en el crecimiento y desarrollo de la persona.
De ahí la necesidad de mirarnos todos siempre con los ojos del corazón, no sólo los docentes a sus alumnos. Si este año también los padres y madres miran con los ojos del corazón a los docentes; si los alumnos miran con los ojos del corazón a sus padres y docentes… si este año nos miramos con los ojos del corazón, el 2013 va a ser un año distinto. ¡Y muchos más van a estar entusiasmados con volver a clases! ¿No les parece?
¡Que pasen una linda semana de reinicio pleno de actividades!
Jorge F. Trucco
E-mail: jftrucco@gmail.com